Hubo en otro tiempo un caballero que no llevaba espada, sino pluma, y que por escudo tenía un pergamino, cuyo corcel de batalla era su propia imaginación, sobre la cual cabalgaba, presto a batirse en duelo contra el silencio. Un silencio que emborronaba con palabras; tachadas algunas, subrayadas otras. Sin temor a la derrota, pues luchaba habiendo asumido el dolor de perder antes de tiempo... en un tiempo ya consumido.
El SaBoR del VeRsO
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Cuando un verso sabe, es acariciarle. Cuando un verso sabe, es suave.
Cuando un verso sabe, es perderle para encontrarle. La magia del sabor del
VeRsO….
Hace 1 año
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