No sé si por conocerte
o por no poder olvidarte,
pero estoy al borde de la muerte.
Quizá sea por recordarte,
por en mi mente tenerte,
por en mi corazón guardarte
o por mi alma darte.
Tal vez sea a causa de quererte,
por la necesidad de verte,
por no poder tenerte
o sólo por pensarte.
Puede que sea por no saber odiarte,
por no del todo comprenderte,
por no deber amarte
o por el vicio de querer besarte.
Desconozco si me acostumbré a huirte,
pero, bromas aparte,
te seguiría hasta Marte.
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