Sugiere un deseo,
surge un despiste,
genera un anhelo
y un sentimiento triste.
Huyendo me sonreíste,
pude notarlo en tu pelo,
y al volver repeteíste,
o al menos eso creo.
Traías la mirada perdida
y el corazón me rompiste,
pero encontré consuelo
en que al menos volviste.
Así escribe quien desiste,
cuando baja de nuevo al suelo,
y aunque no soy de los que insiste,
puede que quizá retome el vuelo.
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