Sigue al frenesí,
al delirio crepitante.
Déjate la blusa
y desabotona tu lujuria.
Sucumbe al oleaje
de tu respiración agitada.
Haz tuyas esta noche
mis caricias alborotadas,
la sumisión de mis labios
rendidos a tus pies,
el fuego de mis manos
impacientes a tu mirada.
Eres buena musa,
con o sin sonrisa;
inspiras mi confianza
y mi pasión desabrochada.
Calma tu sed con mi sed
hasta extasiarnos de vehemencia;
pero hagámoslo despacio,
con saliva y con paciencia.
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