Tu mirada me debe un poema,
sin más cuentas pendientes que las que quieras colgar de tus orejas.
Tu sonrisa me hace trampas cuando se esconde.
Sácala, miénteme, simula que me la dejas.
Tu indiferencia me hace chantaje,
me mantiene a raya tras las rejas.
¿Cuál es la contraseña del olvido?
¿Huir antes de que sea demasiado tarde?
¿Echar cenizas sobre lo ya vivido?
Siempre tuve en alta estima a esos que llamáis cobardes,
pero, ¿y la Luna qué?
Se esconde cuando sale el Sol, pero siempre vuelve a esperarle.
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