Salí y cerré la puerta tras de mí, miré atrás y ahí estaba, siguiéndome. Corrí, huyendo de él, pero el amor es rápido y difícil de esquivar. Seguí corriendo, esta vez de vuelta, creyendo haberle dado esquinazo. Volví a entrar por la puerta, cerrándola esta vez con candados y cadenas, y cuando hube tirado la última llave vi que el amor seguía allí dentro, mirándome con indulgencia...
El SaBoR del VeRsO
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Cuando un verso sabe, es acariciarle. Cuando un verso sabe, es suave.
Cuando un verso sabe, es perderle para encontrarle. La magia del sabor del
VeRsO….
Hace 1 año
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