Maldito cobarde con nombre de valiente,
que nunca dice la verdad pero que tampoco miente.
Maldito por tu indecisión, que sobrepasa el techo.
Maldito tú, que pareces querer salirte del pecho;
pues difícil me haces el saber qué se siente
y no me dejas cerrar los ojos en mi lecho.
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