Te refugiaste en vicios que decías que te inspiraban;
suplicaste por placeres que creías merecer;
prometiste del cielo bajar al sol, la luna y las estrellas,
no siendo capaz ni de bajar unas bragas.
Deseaste no necesitarlas, poder vivir sin ellas.
Te perdiste, la perdiste, pero no olvidaste.
Caíste en un abismo, en un pozo sin fondo,
hondo, como un pesar mismo en su profundidad.
Juraste caricias que no tenías.
Propusiste besos que no sabías dar.
Presumías de ser devastador como un seísmo,
y seis vidas después sigues en el mismo sitio.
No prometas, no supliques, no te resistas;
acompáñame al destino, sube al coche.
Promete, suplica, no desistas;
sé mi droga en esta última noche...
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