Una rosa de seiscientas espinas,
bella y a la vez temida.
Una rosa que pincha con desdichas,
y aún así suspiras.
No necesitará espada
para arrebatarte la vida.
Sabes que lo hará,
y aún así suspiras.
Podrás huir y no querrás.
Dejará tu alma corrompida
pese a serte esquiva,
y aún así suspiras.
Te clavará lamentos,
te robará palabras,
te regalará silencios,
y aún así suspiras.
Aspiras...
Espiras...
Expiras...
Por una rosa de seiscientas espinas.
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