No son mías las palabras
aunque salgan de mi boca,
aunque las refleje en el papel.
Un sabor a veneno con ternura
y un regusto a nostalgia
muere en mis labios distantes.
Se me escapan sigilosas
las dudas entre los dedos,
mientras te suspiro de reojo
con una única premisa:
si vas a venir cuerda,
átame con ella a tu cama.
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