A los valientes,
que en los peores momentos no encallan;
esos que no dudan en plantar batalla.
Los que nunca reniegan de lo que sienten.
A ellos, los inconscientes;
los que no frenan a pesar de cruzar la raya,
esos que tampoco callan.
A los que siempre manda el corazón y no la mente.
A ellos, por enseñar más que los dientes,
por soltar toda su metralla,
por canallas.
A ellos, egoístas imprudentes.
Nunca te fíes de aquellos que dicen
que nunca mienten.
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