Te adoro,
como quien adora a falsos dioses,
de manera irracional.
Te quiero,
como quieren los inconscientes,
por encima del bien y del mal.
Te deseo,
como se desea sin frenos,
con instinto animal.
Y qué más da tratar de negarlo
-como quien pone las manos al caer-,
si es algo que no puedo evitar.
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