Apuéstate un naufragio,
bébete el tiempo sin sal,
pon mas arena que cal
y aguanta pese al presagio.
Es cierto que hay cansancio
y, aunque ahora pinte mal,
aceptarlo es esencial,
pues no perdurará el contagio.
Correremos de nuevo sin miedo.
Soplaremos a cualquier hora.
Volveremos a acariciar con los dedos.
No extraña quien no valora,
y puede que te importe un bledo,
pero quien habla es la ternura.
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