El desastre de quererse a trompicones,
las emociones que me llevaron hasta Marte.
El arrastre de soñarte entre visiones,
un sinsentido por no poder besarte.
Las promesas se defienden por cojones;
la lealtad como escudo y estandarte.
Enfrentarte a tu propio fuego y sus dragones,
la carga que el cobarde no comparte.
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