Llevo tatuado el delirio en el alma.
Dame verano desde tu boca;
tus labios, tu lengua, tu arma.
Déjame dar rienda suelta a mi fantasía loca.
Muchos, al morir, atraviesan verdes praderas,
camino del Edén que lleva a la vida eterna,
y yo ansío expirar atrapado por tus caderas;
hasta entonces, mi pasión hiberna.
Apunta, sonríe, dispárame...
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