Suicida corazón, de pulso acelerado.
Maldito cabrón, incapaz de callar.
Grillete que frena, por lealtad eterna.
Silente caparazón, de ritmo pausado
Un cuaderno de suspiros y pecados,
donde ahogar gritos de palabras consentidas;
donde arrancarme, una a una, todas las espinas
y brindarte cuando bebo, por todas las esquinas.
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