No me vengas con casualidades
calculadas con escuadra y cartabón,
ni con hacerte el tonto o el bonachón,
cuando se huelen a la legua tus vilezas.
No me vendas tus artes de proezas,
ni me jodas con vaciles del destino.
Si prestas atención verás que hilo fino,
así que cuidado con cómo persuades.
Nunca me gustaron las artes
de los que fingen tras una sonrisa
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