Al Barón de la Birra se le acusa
de no tener corazón,
poniendo como excusa
que regenta un antro de vicio y perversión.
Da igual lo que os joda,
pues no habrá compasión.
Mejoró lo que ya tenía,
y sin servir garrafón.
La envidia es la madre de
los malnacidos de peor calaña.
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