¿Sabe la Luna que suspira?
Se esconde y no respira.
Y, escondida, no responde,
porque, suspirando, se sorprende.
Presa del alivio de la noche,
prisionera del desamor y su derroche.
Sin olvidar, pero sin saber. ¡Qué sorpresa!
Huye en la oscuridad, noctámbula confesa...
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