No, no necesito otra copa.
De tus sábanas tengo celos.
Perder las dudas y la ropa;
dejarlas tiradas en el suelo.
Tu cama es testigo de tu placer,
cómplice de tu sudor y tus latidos.
Déjame acompañarte al amanecer,
cántame al oído entre gemidos.
El éxtasis: la única salida.
El paraíso entre tus piernas;
que tus manos arenguen a mi saliva
y las caricias de mi lengua sean eternas.
Hasta el desenfreno y vuelta,
dando rienda suelta a todas tus fantasías.
Permíteme no llevar la cuenta,
y que tus caricias sean las mías.
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