Hace falta mucho valor para ser cobarde
sin morir en el intento.
Hace falta mucho valor para ser cobarde
sin morir en el intento.
Si me dan a elegir
entre conquistar tu corazón o tus bragas,
vete subiendo las pulsaciones
y bajándote los miedos.
Reír entre besos en portales
mata la cordura y dispara dopamina.
Disfruta como la imprudencia te despeina
y la locura te quita todos los males.
El desastre de quererse a trompicones,
las emociones que me llevaron hasta Marte.
El arrastre de soñarte entre visiones,
un sinsentido por no poder besarte.
Las promesas se defienden por cojones;
la lealtad como escudo y estandarte.
Enfrentarte a tu propio fuego y sus dragones,
la carga que el cobarde no comparte.
No es fácil llenar el vaso de la histeria,
deshaciendo la historia de toda una vida.
Es mas fácil llenar la casa de misterio,
con el miedo y el alma herida.
Me debo vasos de osadía,
pero me bebo el recelo de soslayo.
Me deben besos de otros días,
que no sumo por si encallo.
"El tiempo lo cura todo",
dicen por consuelo los desalmados.
Es una cuestión de honor,
soplar con esmero antes de tirar los dados.
Podría acariciar tu corazón
o rozar la goma de tus bragas.
Podría vender mi alma a Poseidón
o quedarme mirando sin hacer nada.
No me saques la flecha,
si no vas a curarme la herida a besos,
pues no quiero desangrarme,
ni tener que coserme solo.
Mujer valiente,
con sonrisa sincera,
sin enseñar el diente.
Mujer imperecedera,
seguir siendo así
merecerá la pena.
Quizá el delirio sea quien deshaga
el nudo de nuestras lenguas.
Quizá sean novecientas noventa y nueve leguas
el viaje submarino hasta tus bragas.
Tal vez enlazados acabemos ardiendo,
entre el sudor fruto de nuestra fricción.
Tal vez nos pongamos al borde de la tentación
y de un salto acabemos cayendo.
Dime, sin par doncella,
sin miramientos ni dudas,
sin temores ni traiciones mudas,
¿salimos a robar estrellas?
Tengo el alma rasgada,
llena de arañazos,
con un hueco vacío
donde debería haber abrazos.
Arráncame las ganas a besos,
quítamelas de un zarpazo.
Deléitame con el baile de tus jadeos;
déjame echar un vistazo.
No estoy seguro de qué fue,
tampoco digo que fuera un flechazo.
Es algo parecido al amor,
pendiente de un par de copazos.
Con un boli construyo universos,
sorteo mundos dispersos,
combatiendo un marcador adverso.
Soy indomable entre versos.
Desátame la mente de lamentos,
fóllame en poesía.
Enséñame tu firmamento.
(entre líneas eres mía).
Demuéstrame cómo me miento.
Entre rimas simplemente fluyo.
Ensáñate reconstruyendo mis fragmentos
(bajo tinta soy tuyo).
Las abrumadoras nubes que se disfrazan de bruma,
ni en broma braman bajo lluvia intensa.
En posición de defensa la humedad clama,
y apaga la llama sin esperar recompensa.
Perdón por la ofensa de ir por las ramas
pero, la pérdida, de por si, ya era extensa.
Duermo poco y no me importa.
Sueño despierto en cada verso;
mi imaginación vuela bajo tu falda.
Mis mentiras me transportan,
me alborotan y mantienen disperso,
con mis labios en tu espalda.
«¿Qué te traes contigo?»,
me pregunto cuando hablo conmigo mismo.
Me atrapa y me puede el ostracismo;
soy mi peor enemigo.
A mi sombra ya no persigo;
mi ego la volvió espejismo.
Observo distante y sin alarmismo:
de mi declive soy testigo.
La última vez que estuve en Marte,
me confundí con un titán.
Puede sonar bien, pero déjame explicarte:
es algo que suele acabar mal.
Naufragios en la niebla,
atravesando el horizonte.
Dame una moneda,
para dársela a Caronte.
El infinito como meta,
por un camino incierto.
Delirios de un poeta,
regando en el desierto.
Cínico de día,
sincero por la noche.
Capricornio en la osadía,
cabrón en el reproche.
Sin censura
Clava colmillo
Gemido aúlla
Clama suspiro
Lento expiro
La razón magulla
Falta un tornillo
Sobra mesura
Inconsciencia de chascarrillos
en corrillos de impaciencia
Olvidar y no olvidar
Enredar como si fuera ayer
Conversar hasta el amanecer
Perecer de sueño y aguantar
Hacer trampas al barajar
Negarse a envejecer
Conseguirlo sin enloquecer
Subir para después bajar
Dormir en la caja de viejos recuerdos
Jugar a las cartas tirando los dados
Bailar pegados con dos pies izquierdos
Disimular al vivir con los ojos cerrados
Vivir como locos fingiendo estar cuerdos
Seguir soñando con besos robados
Llevo tatuado el delirio en el alma.
Dame verano desde tu boca;
tus labios, tu lengua, tu arma.
Déjame dar rienda suelta a mi fantasía loca.
Muchos, al morir, atraviesan verdes praderas,
camino del Edén que lleva a la vida eterna,
y yo ansío expirar atrapado por tus caderas;
hasta entonces, mi pasión hiberna.
Apunta, sonríe, dispárame...
A veces, la mente me juega malas pasadas.
Otras, me pasan jugadas mal dadas.
Pero, ¿qué hacer con las ganas cansadas?
Lo tengo claro: si no juego, nada.
Si te vuelves a alejar,
pienso correr hacia ti.
Si soy yo quien se distancia,
espero que me grites.
No me dejes huir,
no te vayas muy lejos.
El amor es efímero;
con el paso del tiempo, se consume.
La diferencia está en la velocidad con que lo hace.
Cántame sirena,
magnetiza mi delirio.
Cántame sirena,
seduce mi alma.
Cántame sirena,
atráeme hacia ti.
Cántame sirena
y ahógame en el mar.
Siempre he preferido
los besos de uno en uno,
las mentiras a la cara
y las copas con humo.
Siempre he sido cobarde
y, aún así, lo asumo.
A casi todo llego tarde,
soy tremendamente inoportuno.
Entre la careta y la venda
es difícil la elección.
Con la coraza puesta
en cualquier caso.
Me acuchilla el alma
la mareante indecisión.
Sin obtener respuesta,
el arrojo es escaso.
No quiero jugar en el casino de la verdad
sin bolas cargadas ni dados trucados.
Prefiero hacer trampas a la realidad;
quiero mentirme y vivir engañado.
Las excusas, en cautividad.
Los abrazos, a tu lado.