Los lobos se comieron a Caperucita
y, desde entonces,
El Lobo no sabe a quién perseguir.
Los lobos se comieron a Caperucita
y, desde entonces,
El Lobo no sabe a quién perseguir.
El problema no es que
se hable de sentimientos sin saber;
el problema es que
se hable de sentimientos sin sentir.
Siempre fui fiel a serme fiel
y lo demás me importa una mierda.
He metido la pata a conciencia y sin querer,
y lo que me vale son las verdades a la cara.
Me gusta quien me desenmascara,
quien me llama cabronazo y quien me abraza,
quien me frena y quien me embala,
según donde se equilibre mi balanza.
Me dijo "eso es un disparate"
y me acerté entre ceja y ceja.
Los 12 pecados capitales
entre tu cintura y mi deseo
no son culpa de Morfeo.
Sí, me cuesta seguir señales,
pero podemos fingir como animales
y compartir juegos de recreo.
El frío quema
y las dudas crean certezas.
Dime a quién le rezas,
te diré a quién amas.
Sin irme por las ramas,
observo como trepas.
Y me gustan tus rarezas,
pero huyes de las llamas.
Su mente es un cañón
y cada palabra de su boca una bala.
No deja a nadie indiferente,
o la odias o la amas.