Entre castillos de cartón
y castillos en el aire;
enganchado por adicción.
La historia interminable
de la abominable traición
de mi corazón cobarde.
Entre castillos de cartón
y castillos en el aire;
enganchado por adicción.
La historia interminable
de la abominable traición
de mi corazón cobarde.
Perder implica haber jugado... y a mi me encanta jugar.
Prefiero jugar mil veces y perder siempre
a jugar una única vez y ganar.
Que aullidos de amor revienten el silencio de tu llanto mudo.
Que el embudo de la razón se detenga entre tus gemidos.
Que los gélidos "quizás" se deshielen con el calor de tus besos.
Que tu deseo se folle mis ganas hasta hacerse un nudo.
Respiración entrecortada;
coartada de labios curiosos.
Devuélveme ese beso robado,
que tu lengua retuerza mi lengua.
Con poco la vergüenza mengua
y deja la timidez de lado.
La tregua con la que salir airosos;
pasión desenfrenada.
Felicidad es
tu mano tendida en mi mano,
en silencio,
pupila con pupila,
hasta que sonrías.
Me cuesta aguantar la mirada
si me miras atentamente,
pero más me cuesta no mirar fijamente
esos ojos que me atrapan.
No, no quiero crecer.
Me jodo y aguanto,
pero no quiero.
Espero sin llanto
y sin reconocer
que es más fiero el tiempo
de lo que pueda parecer.
Siento ir a tientas
buscando Nunca Jamás,
entiendo que es difícil
y, aunque me la sudan los cuentos,
del resto tú sabrás.
Sueño contigo y tu lo sabes.
Eres el ama de llaves de mi cabeza loca.
Provoca un cataclismo tu sonrisa,
deprisa, y ya nada me sofoca.
El estoque de tu mirada
hace que me conmueva,
saltando entre latidos,
con aullidos en mi cueva.
Si yo te contara.
Si tu me dejaras.
Pero...
cada loco con sus taras.
Qué sabe nadie
del color de los suspiros,
a qué suenan los olvidos
y lo que llenan los recuerdos.
Pasear sobre tierra mojada
Regalarte una carcajada
Encontrar subida la barrera en un peaje
Un abrazo tras un largo viaje
La insensata y jovial osadía
Conquistar los lunares de tu geografía
Ver la tormenta tras una ventana
Desayunarte en la cama toda una mañana
El amor correspondido en secreto
Esconderte con alguien tras un seto
Una cerveza cómplice
Romper el silencio a voces
Arrancarte despacio el vestido
Un orgasmo compartido
Que nos guste la misma canción
Rendirse sobre tu respiración
Olvidar a qué saben las despedidas
Algunos placeres de la (puta) vida
Sube y baja
en el tren de la bruja.
Adivinanzas en la niebla,
explotando papel de burbujas.
Hace trampas la baraja.
El alcohol me desdibuja.
Tú tienes la serotonina,
yo tengo la aguja.
El azar lleva ventaja.
Vivo en mi burbuja.
Cuentos de cristal,
pecados de granuja.
¿Queda alguna migaja?
Tu mirada me estruja
y me rindo a sabiendas
que mi corazón empuja.
Roces precisos
Caricias sin prisa
Ansias pausadas
Calma en aceleración
Pedir permiso
Morir de risa
Compartir caladas
Desnudar el corazón
Besar sin aviso
Perder la camisa
Intenciones mojadas
Caer en la tentación
Rimando improviso
buscando la palabra precisa
con las manos desatadas
sin superar la adicción
¿Qué le hacemos...
si tu mirada de gata me prendió en 2009,
si a día de hoy aún me remueve,
si me sigue poniendo el corazón de corbata?
Me bebo la vida mientras sigo huyendo de mí.
Pero, ¿qué le hacemos?
Vivo con miedo a frotar una lámpara
y que aparezcas tú tras la cortina de humo.
Tiemblo por tu respiración entrecortada
en el oasis de mi utopía.
Ansío la pólvora de tus labios
desde el balcón de mi entelequia.
El escalofrío de un roce de refilón
(impulsos contenidos bajo llave).
Instinto de forajido sin olfato,
propenso al desdén de la indiferencia.
Nadar en la profundidad de tus piernas
y pecar sobre tus lunares.
Fanático del iris de tus ojos
hasta que la muerte venga a buscarme.
Mi lengua recorriendo tu tobillo
mientras me agarras del pelo con ansia.
Darte donde acaban tus piernas un beso de tornillo
con tu melodía entre jadeos: "más deprisa".
Tus manos traviesas tiran con fuerza.
Tus muslos me atrapan y consiento.
Mi energía desata una pasión que vuela,
y tú me frenas pidiendo que tome asiento.
Tu lengua un soldado valiente,
recorre mi pecho lasciva.
Baja a que note como está de caliente,
al rodear mi excitación de saliva.
Mis manos en tus caderas.
En tu espalda juega mi boca.
Noche de lujuria imperecedera
de embestidas que no se sofocan.
Voy a escribirte el verso más bonito del mundo
y lo voy a quemar en la hoguera.
Ya no es lo que era;
ahora cuenta más cada segundo.
Trenes sin raíles
esperan tirar los dados.
Querer ganar:
una odisea
Ir sin mirar
en un vagón vacío.
Rozar la Luna:
otra fantasía
Ya no sueño despierto,
pero lo hago dormido.
Un desierto.
No me contengo.
Tú:
obsesión desorbitada.
Calienta que sales.
Camina o revienta;
energía a raudales.
En las mejores y en las peores,
en las legendarias y en las banales.
La catapulta en el asedio.
Púgil incombustible.
Hermano de otra sangre.
¡Seremos inmortales!
Si te describo, se me cae un verso
de lazo preso y palpitación muda.
Si te escribo, me tiembla la aorta
y se detiene todo a un ritmo vertiginoso.
Sólo palabras cruzadas sin sentido.
Apenas disparates camuflados
en declaraciones de amor silentes.
Te busco en sueños cuando estoy perdido.
Y tu "mirá" -se me clava en los ojos como una "espá"-,
que me vierte paz y me agita realmente,
me mantiene en calma y a la vez atormentado.
Mi disfrute entre la nada, el todo y poco más.
Me gusta ir a dormir porque sueño contigo,
con tus manos sobre mi pecho en posición de batalla.
Tengo todos tus miedos encerrados en un bote de cristal
con la tapa puesta y seis candados.
Prepárate para dejarlos olvidados
y permíteme explorar tu espacio sideral.
Enterremos el bote en lo profundo de un desierto prohibido
y vamos a teñirnos el alma con saliva.
Que volvernos locos sea la única salida
y que le den por culo para siempre a Cupido.
Cálidas manos de corazón helado,
de lado disimulan al ritmo de un piano.
Pasean pensamientos sobre lo profano
elevándose discretas hasta lo sagrado.
De raciocinio yacente
y de puntillas corazón,
tu intención hace fricción
con la salpicadura de mi mente.
Fóllame la esencia;
sé mi condena.
Quiero comerte el orgullo,
desfogar tus penas.
Inúndame la tráquea con tu respiración.
Apuesta conmigo al “no”.
Dame la cafeína de tu corazón
y no me dejes dormir nunca jamás.
Es un 50% tu culpa;
el 50% restante, gracias a ti.
Bastardo crisol a prueba de Lunas;
sin piedad desnuda tu alma,
con vehemencia eleva tu ser.
Las cuentas pendientes autorizan contar con los dedos,
con permiso del espejismo de la memoria.
"No siempre se puede ser sutil",
piensa el Sol cuando sale de su escondite.
Contubernio de flores secas, pero no marchitas,
conjuran sobre la ausencia de lluvia.
Bendita coraza a prueba de lamentos;
sin miramientos tira piedras al Infinito,
con miradas desluce hasta empequeñecer.
Mi conciencia nunca me ha pedido perdón,
(supongo que no se arrepiente de nada)
y me debe más de una explicación,
por tener mi mente atragantada.
No puedes eternamente perder la razón,
ni vivir obsesionado por una mirada.
Quizá lo que buscaba era confesión,
antes de reconocer la broma pesada.
Si no es eso sólo hay otra explicación:
tengo una deuda no cobrada,
por mantener viva una adicción,
a sabiendas de ser una vela apagada.
Los pecados con prisa saben a canela.
Sale el sol por el oeste en la primavera de tus lunares.
Los besos sin permiso el pulso aceleran
cuando sueño con ir a tus piernas de vacaciones.
Que mal envejecen los recuerdos con secuelas.
Cambio ósculos por pesares;
sé mi lienzo para hacerte acuarela,
que tu ombligo sea mi muro de las lamentaciones.
Llevo un bolígrafo para combatir mis demonios,
un escudo de cristal y espejo.
La tinta cala en mi folio,
y la inspiración me da algún consejo.
Dame tempestades cuando traiga vientos
y perdona a mis sombras y reflejos.
Sabes que es verdad cuando digo que miento,
en los poemas nuevos y en los viejos.
Círculo pretérito grave
de saciante y sofocante saliva.
De par en par esquiva;
cerrojos sin clave.
¿Quién se lo sabe?
Maldice a quien malviva.
Respira lasciva,
la lengua más suave.
Mil razones,
una sola excusa
que pesa millones.
Haz una pausa.
Lámeme el alma,
átame al cabecero.
No te lo tomes con calma,
rózame entero.
Desátame,
navega la perversión.
Gáname,
se acelera mi excitación.
Dame Vicio,
regálame jadeos.
Sin resquicios,
no contengas el jaleo.
Deja que te devore,
pon en blanco la mente.
Deja que el placer aflore
y, si te gusta, asiente.
Mantén la mirada;
sin complejos.
Aguanta la madrugada
y no te vayas lejos.
El rubor inevitable
del trallazo latente
a la causa palpable
de la fricción reciente.
El lado amable
de un susurro impaciente,
con fama intachable
de fantasía decente.
Un sueño veraniego
tras una puerta cerrada.
Un arrebato sin sosiego.
La pasión de una balada.
Sólo es un juego,
engañar al drama.
Fusta de fuego.
Látigo de dama.
Vivir es lanzarse.
Lanzarse de una azotea
con los ojos abiertos.
O cerrados, da igual.
Saltar,
y comenzar a caer.
Destino con causa al abismo,
indiferente a tu suerte.
Octavo piso,
el viento acuhilla tu ser.
Primer aviso:
no será fácil.
El séptimo que pase rápido.
Aún conservas tu suerte,
tus ganas, tu ansia, tu espíritu;
quieres llegar.
Alcanzar el sexto sin permiso.
Rozar la cornisa mirando,
anhelando la distancia
que os separa ya.
Quinto malo no hay.
Desdibuja tus planes.
Querías volar
y solo el tiempo lo hace.
El cuarto se desliza;
Miras agotado hacia atrás,
- extrañas las prisas-
cierras los ojos sin más.
El cinismo del tercero;
Reniegas del pasado,
cansado de bajar,
pero remedios hay pocos.
El segundo que se ralentice.
Te quieres quedar,
al fin echar raíces,
pero la caída te llama.
El más certero,
alcanzas el primero,
todo lo que empieza
tiene que expirar.
Aspiras de nuevo,
al rozar el suelo.
La llegada te invita
a abrazar el desvelo.
Y al final, quien sabe...
Quizá haya vida más allá del asfalto.
Otra vez desde lo alto,
suspirando por bajar.
¿Qué sabes del final del paraíso?
¿Avisa cuando traiciona?
No permanece si no perdona.
No reacciona sin permiso.
El amor tiene líneas muy finas
que se rompen sin son traspasadas.
Corta cuerdas bien amarradas,
trae incertidumbre entre cortinas.
Eres el algoritmo de mi imaginación,
la ruleta de mi fantasía,
el calibre 50 de mi adicción
el centro de mi poesía.
Una vez lo llamé perdición
errado por la osadía.
Condena es la definición
que mejor lo describiría.
Culpar a tus parpados sería canalla.
Perdonar a tus labios, embustero.
Desconfiar de tus caricias, certero.
Preguntaría al viento, pero se calla.
Caer hasta las trancas no se ensaya.
De recuerdos tengo lleno el cenicero.
Quemar sonrisas es algo chapucero.
Rendirse es aceptable solo tras la batalla.
La razón hace tiempo que huyó.
La cordura resultó ser mala consejera.
Dejadme una vez más ser incoherente.
Una mirada es lo que me condenó.
Y aún así, tras una vida entera,
daría la eternidad por hincarle el diente.
Me pregunto con frecuencia-y probablemente ese sea el error-cómo se hace para sacar a alguien de la cabeza,cuando de donde no sé sacarla es del corazón.
Vivir en el límite del "casi",
sobre la delgada línea del ojalá,
lamiendo el humo de un suspiro
al que, si no te agarras, se va.
Si a alguien he sido fiel,
ha sido siempre a mí mismo.
Me puse frente al abismo
y, sin mirar atrás, salté.
Desde entonces caigo,
metro a metro,
dormido o despierto,
hasta el momento exacto.
Me fumé mis penas
y las convertí en ceniza.
Mastiqué mis miedos
y los hice trizas.
Con la cobardía no pude,
pese a darle una paliza.
De vez en cuando me sacude
pero es ella la que agoniza.
Apuéstate un naufragio,
bébete el tiempo sin sal,
pon mas arena que cal
y aguanta pese al presagio.
Es cierto que hay cansancio
y, aunque ahora pinte mal,
aceptarlo es esencial,
pues no perdurará el contagio.
Correremos de nuevo sin miedo.
Soplaremos a cualquier hora.
Volveremos a acariciar con los dedos.
No extraña quien no valora,
y puede que te importe un bledo,
pero quien habla es la ternura.
Veneno en caricias que sospechan silentes,
la desesperación ausente del cascabel.
Se enciende la alarma al fundirse los plomos
(a oscuras es más fácil perder la razón).
Ven a mi lado y quítame hasta las tildes,
difiéreme entre tu saliva y tu lengua,
coge aire y suspira conmigo,
pero no pares, no pares por Dios.
Deséame en cursiva y sin miramientos.
Avanza a ciegas con decisión.
Frénate y acelérame.
Sonríe cuando te meta mano.
Susurros indescifrables de tus pupilas
me invitan a indagar donde acaban tus piernas,
a recorrer el calado del frenesí creciente
con una nada sutil oscilación oral.
Fóllame entre líneas y desátame luego.
Aráñame en espasmos de clave de sol.
Déjame morir bajo tu cintura
y sucumbe conmigo sin contemplaciones
Quiéreme entre paréntesis
y sé mi amor eterno durante un rato.
Báilame la vida de puntillas entre risas,
pero gírate a mirarme cuando huyas...
Te debo un destino y un te quiero
con besos de seda y limón,
desarmarte a la primera,
enredando con tu respiración.
Tu desparpajo de agua salada,
me debe un baile a oscuras,
tanteando tu piel cifrada,
comprobando sus texturas.
Si soy del todo sincero,
es tu inexacta imperfección
quien tiene a mi alma atrapada
soñando con aventuras.