sábado, 23 de abril de 2011

...Cuento sin moraleja...



Una historia, con un caballero, una montaña y un dragón, 
pero sin princesa, ni torreón en el que hallarla cautiva, 
ni un beso prometido por salvarla.
Tan sólo una espada que se clava en la cola del fiero adversario, 
un traspié del caballero y un movimiento de la bestia para engullirlo de un bocado.
Con honor, pero sin gloria, con valentía, pero sin premio,
únicamente las lágrimas del lector por tan horrendo desenlace.
En mi defensa diré que no sólo en la vida real están los trágicos finales
pues los cuentos, en algunas ocasiones, también los tienen.

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