miércoles, 18 de mayo de 2011

...El silencio sabe a ti...



Salí y cerré la puerta tras de mí, miré atrás y ahí estaba, siguiéndome. Corrí, huyendo de él, pero el amor es rápido y difícil de esquivar. Seguí corriendo, esta vez de vuelta, creyendo haberle dado esquinazo. Volví a entrar por la puerta, cerrándola esta vez con candados y cadenas, y cuando hube tirado la última llave vi que el amor seguía allí dentro, mirándome con indulgencia... 

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