viernes, 25 de noviembre de 2011

...Esperando a la esperanza...



Siempre pensé que sabía lo que era el miedo.  
Estaba equivocado.

Lo que yo conocía podría tener mil nombres, pero miedo no es uno de ellos. Podría ser preocupación, malestar, sensación de peligro, pero nada comparado con lo que siento ahora.

De vez en cuando desaparece, pero acaba por volver. Un escalofrío en medio de la oscuridad recorre todo mi cuerpo, hasta aterrorizar mi mente. Es entonces cuando lo siento. Todos los males imaginables ocupan mi cabeza. Mi pensamiento se vuelve oscuro. Entro en estado de shock. En ese momento mi cuerpo ha de funcionar por sí solo.

Da igual el rumbo, lo importante es no parar. Sientes como el aliento de la muerte te persigue. Hay que ser más rápido que ella. Si no es así, estás perdido.

Si me coge espero que Dios se apiade de mi alma, si es que sigue con nosotros.

No quiero ser como ellos.

Piernas no me falléis, corred. 

2 comentarios:

Inés dijo...

Sensación de necesitar correr sin parar... Sé lo que es. Nada agradable, pero se acaba pasando. No puedes pasarte toda la vida corriendo sin rumbo. O eso es lo que yo creo.
Un saludo!

Garvía dijo...

Estoy de acuerdo, no se puede ir sin rumbo... un rumbo aleatorio ya es uno...
Aunque no iba por ahí... sólo hablaba del miedo... de huir del terror, de la muerte que te persigue...
Gracias por pasar ;)