lunes, 14 de enero de 2013

...The piano has been drinking...



El piano estaba borracho. Aquella debía ser su vigésima cerveza. Notaba como se tambaleaba, rodeado de un profundo silencio.

Estaba a punto de caer al suelo cuando, de pronto, se dio cuenta de que no se tambaleaba.

Entonces cayó en la cuenta:  los pianos no pueden beber, así que no podía estar borracho. Debía ser otra cosa, pensó.

De repente notó como  unas suaves manos levantaban su tapa. Era la pianista, a causa de la  cual creía beber.

Un instante después una ligera melodía empezó a sonar, haciéndole olvidar todo lo demás.

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