jueves, 8 de octubre de 2020

... Colaborador necesario de mi propia traición...

 

Por esas veces que tanto dije

cuando no pretendía decir nada.

Por esas otras que callé

cuando quería decirlo todo.

 

Por las palabras cómplices,

escritas desde el lodo.

Por esos ojos siempre atentos,

pero que leen con la vista ahogada.


Colaboradores necesarios de innata persuasión,

para un pobre cobarde sin perdón de Dios.


No hay comentarios: