Los crímenes de la primavera en otoño florecen,
susurrando pisadas sobre charcos de silencio.
Revienta el llanto de los sueños,
vigila el viento penitente.
Los versos retuercen mi mirada,
el alcohol ahoga mis lamentos.
Mi castillo, de paja mojada.
De plata mi puente, huyendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario