viernes, 7 de enero de 2011

...No son molinos mi señor, son gigantes...



Era un caballero con yelmo, escudo y lanza, 
que para ser quijote lo único que le faltaba era Sancho Panza.
Se levantó una mañana perezoso, solitario y tardío, 
con la imagen de un beso en la mente, que le daba una doncella junto al río.
No era Dulcinea, ni siquiera era dulce, 
era una mujer de mala vida, profesional de la lujuria, alquilada en un cruce...

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